Un mes en el que estoy haciendo entre 3 y 4 sesiones de carrera en piscina. Lo que en un principio es únicamente trote suave y torpe durante 30', en los que el gran objetivo es aguantar en postura vertical (con una especie de corcho a modo de flotador en los riñones) e imitar en todo momento el movimiento en carrera, se va convirtiendo en tiradas de 50'-60' con series a ritmo de pulsaciones similar al que llevo en entrenos por montaña. Y para terminar las sesiones, unos cuantos largos nadando. Tengo que decir que lo de correr por el agua cansa, y bastante.
Entre sesión y sesión de piscina, fortalecimiento y bici, en la que poco a poco voy cogiendo el puntillo, porque al principio las piernas no se hacían del todo a ella, y se tenían que conformar con 50 ó 60 kms (todo lo que pasaba de estos dígitos no era muy bien recibido por mis gemelos).
Y por fin, este sábado, 450 kms ida y vuelta (en coche, por supuesto) a Palencia para visitar a mi podólogo. Me sentía culpable por haberle dido "infiel" con otro podólogo de Burgos (aunque del mismo grupo, pero estaba 100 kms más cerca de mi casa). Aunque el motivo principal de este tour por tierras castellanas fue mi deseo de que fuera este médico el que revisara mis plantillas (fue él quien 6 años atrás curó mi periostitis de caballo). Total, medición de puntos de fuerza con los dos pies, y retoque de las plantillas, que alguna pega tenían. En unos 8-10 días me las envían, y de nuevo a empezar a correr progresivamente. Según el médico, los dolores deberían desaparecer en menos de un mes corriendo suavemente. La calidad ya llegará, no hay prisa.
Mientras, me seguiré tirando a la piscina y mi bici desgastará el asfalto alavés.
Y la foto no es de estos días, sino de hace un par de meses. Pero me anima pensar que en breve podré volver a trotar por los mismos caminos, y empezar a preparar alguna cosilla que tengo en mente y que me gustaría realizar este año. Y por qué no, habrá que pensar en el 2012.